Todavía cierro los ojos y como si hubiera sido ayer me acuerdo de los primeros 40 días como mamá. De un día para otro la vida te cambia radicalmente, pero a la vez estos días tan sagrados, son el principio de la formación de la vida de tu bebé. Esa personita que estuvo dentro de ti por un poco más de nueve meses.
En estos primeros días, se logra crear un lazo demasiado especial con tu bebé. La lactancia permite alcanzar una conexión inquebrantable y un sentimiento de paz al saber que no sólo se alimenta de ti, sino que estando en tu pecho, escuchando tus latidos (que reconoce al haber estado dentro de ti), reconociendo tu respiración y mirándote a los ojos, tu bebé está en el lugar más seguro, ajustándose a este nuevo lugar.
De todos los sentimientos en los que podía pensar, paz es el que más me venía a la mente mientras escribía. Creo que precisamente porque éste fue el sentimiento que intenté que reinara en mi casa durante estos primeros días (aunque había días que con la locura de tener gemelas esto parecía imposible).
Por supuesto que no lo logré sola, mi esposo, mamá, hermana y cuñada fueron claves para que esto sucediera. Sin ellos no hubiera logrado que estos primeros 40 días mis bebés y yo pudiéramos estar cuidadas, amadas y consentidas.
Estos días son cruciales, porque es cuando el bebé empieza a aprender lo que es el apego y pertenecer a algo, su familia. Empiezan a aprender lo que es amar, cuidar de otros, a confiar y a sentirse seguros. Comienzan a entender lo que es el verdadero significado de un “hogar dulce hogar”. Desde el momento en el que nacen, tus bebés aprenden de ti.
Especialmente para mi estos 40 días fueron de mucha paciencia, de recuperación de una cesárea que se complicó y que a la vez me dió la oportunidad de agradecer infinitamente la fuerza y entereza de mi cuerpo y mente que aguantaron como jamás imaginé que yo podía.
Viví una cuarentena de cuidados, de respetar el ciclo de mi cuerpo y entendiendo que no tenemos que acelerar nada. Que no hay prisa por salir. Que el lugar donde hay que estar es en casa, con el bebé, con una misma. Que a pesar de que nos empecemos a sentir bien por fuera, por dentro el cuerpo, nuestros órganos, nuestro útero se está reacomodando, encontrando de nuevo su espacio.
Sobretodo es el momento de conectar con el ser o seres que más te necesitan. Después habrá tiempo para enfocarte en hacer ejercicio, en encontrar tiempo para ti, en reacomodar más la vida y ajustarte a la llegada del primero, segundo o tercer bebé. Los primeros 40 días nunca regresan.