El poder del enojo femenino

El enojo es una de las emociones más excluidas y evitadas, porque saca una versión nuestra que a veces desconocemos, y esto es porque probablemente nunca nos enseñaron qué hacer con él.

La ira es una emoción tan válida como la felicidad y la tristeza. Pero el enojo femenino incomoda desde el día que nacemos, porque no cumple con las expectativas de la sociedad, porque es una emoción que se rechaza culturalmente, porque las niñas sonrientes y complacientes son las que el mundo desea tener. Porque precisamente son las que contienen sus voces y peor aún su SER en plenitud.

Cierren los ojos e intenten ir a su infancia y recordar momentos de ira profunda, cuando sentían una injusticia enorme o cuando explotaban de rabia. Seguramente lo que la mayoría recuerde sean frases como estas: “enojada no vas a conseguir nada” “vete a tu cuarto, cuando te calmes te escucho” “cuando te enojas te ves fea”, “todo se logra de buenas y con una sonrisa”. Y así poco a poco desde la infancia, no supimos qué hacer con este enojo, nos lo fueron reprimiendo y conteniendo, lo disfrazábamos de otras emociones, lo disimulábamos, nos lo tragabamos para dejarlo salir en forma de colitis o dolor de garganta.

“Rabia somos todas: El poder del enojo femenino para cambiar el mundo” de Soraya Chemaly y del cual me inspire para escribir este post, es un libro que deberíamos de leer todas y todos, porque da voz a las causas, expresiones y posibilidades de la ira femenina.


Se tiene que empezar a ver al enojo como una herramienta para cambiar el mundo y que no se silencie nuestra voz, porque calladitas no nos vemos más bonitas.

Quiero que mis hijas sepan que las razones de su enojo son legítimas, que no son locas, ni exageradas, ni ruidosas o groseras por poner altos y expresar su ira por las injusticias. Que pueden levantar la voz y poner altos al igual que sus compañeros y que no tienen que vivir cuidando sus formas para pertenecer.

Que como mujeres no podemos vivir complaciendo las expectativas sociales y encajar en el molde de princesas. Desde niñas nos enseñan que el enojo no es atractivo, que ahuyenta, que no es femenino, que es egoísta. Que cuando algo nos enoja estamos siendo muy apasionadas, poco objetivas, estamos sobre reaccionando e incluso que somos irracionales.

Todo esto sólo enseña que nuestro enojo no debe tomarse en serio y por eso tantísimas mujeres lo reprimen, se lo callan y a pesar de vivir terribles situaciones e injusticias ya no tienen voz para hablar, porque desde niñas nos enseñaron a contenernos, a callar nuestras voces.

Las que somos mamás de niñas por favor no criemos adorables y sumisas princesas, sino guerreras que alcen la voz , que defiendan su discurso, que su NO sea claro y respetado, que siempre sientan que lo que sienten, piensan y dicen importa. Que no se tengan que morder la lengua y tragarse sus palabras para no incomodar

Quiero que mis hijas sepan que en la casa más que distraer y calmar su enojo, vamos a preguntarles qué las está enojando tanto y qué podemos hacer al respecto. Quiero enseñarles que el enojo es poderoso, que puede usarse para proteger, defender y liderar. Y espero que en el camino de enseñarles todo esto, yo pueda abrazar mi propio enojo, darle un lugar y voz.

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